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sábado, 20 de abril de 2013
El Mercadólogo, rompiendo barreras.
El oficio del mercadólogo consiste en saber cómo comercializar estratégicamente un producto, bien o servicio, siendo creativo y cumpliendo con requisitos específicos y objetivos claros para que tenga éxito y tome posicionamiento en el mercado. Este texto busca dar a conocer cuál es el oficio del mercadólogo en un mercado complejo y demandante.
Para desempeñar su labor, el mercadólogo debe tener habilidades para desarrollar estrategias de comercialización a través de la promoción, la publicidad y el marketing, para atraer a los consumidores. Estas habilidades están relacionadas con la creación de nuevos productos, bienes o servicios que satisfagan las necesidades de los clientes.
Umberto Eco, en su texto "El oficio del lector" dice: "todo mensaje postula una competencia gramatical por parte del destinatario, incluso si se emite en una lengua que sólo el emisor conoce". Por consiguiente, el mercadólogo debe expresarse al público de una manera entendible y eficaz.
Al momento presentarse oportunidades en el mercado, el mercadólogo las aprovecha generando proyectos financieramente exitosos. Sabe transmitir información sobre un producto, bien o servicio a través de la publicidad, asumiendo riesgos, responsabilidades, innovando y desarrollando ideas y estrategias a fin de obtener una buena relación y comunicación con el cliente. Si se llegase a acontecer problemas en medio de la comunicación con el público o en la comercialización del producto, el mercadólogo tendrá el potencial para identificar y resolver con originalidad las problemáticas presentadas.
En conclusión, el mercadólogo se encarga de manejar la publicidad, la promoción y todo lo referente al marketing de un producto, bien o servicio para darlo a conocer al público y elegir al cliente satisfaciendo sus gustos y necesidades.
Ejemplo de Descripción Topográfica.
En esta calurosa mañana cae el sol muy fuerte y me pega
en los hombros, estoy llegando a una finca de paseo, el carro me deja en la
carretera, listo para bajar por un camino lleno de piedras para llegar a la
casa. Voy bajando por una especie de trocha con mi maleta de viaje donde guardo
mi ropa y todos mis utensilios de aseo. Bajado por ese camino puedo observar la
cantidad de naturaleza que me rodea, a un costado hay un árbol con un panal de
abejas pequeño, al otro costado hay un barranco y en este hay cultivos de café,
mejor llamados cafetales.
Ya voy a mitad del camino y puedo ver a mi lado izquierdo una pequeña cascada donde cae agua limpia y más adelante hay varias flores muy lindas, todas de colores. Al final del camino hay una subida muy empinada la cual toca subir con mucho esfuerzo. Al llegar al final puedo encontrar a mi lado izquierdo una fábrica de café y a mi lado derecho una casa de color blanco con las ventanas decoradas de color rojo. La entrada tiene una puerta verde y grande y al fondo de la casa se ve un gran comedor donde se sientan a comer los trabajadores que laboran en la finca recolectando el café que los cultivos producen, al entrar a la casa puedo ver la sala con los sofás de color negro, un televisor pantalla plana de 42 pulgadas, un equipo de sonido de marca SONY con unos bafles muy grandes los cuales producen un sonido muy fuerte y un pequeño comedor donde me senté en unos minutos a tomar el desayuno. Al seguir recorriendo la casa me doy cuenta que hay tres cuartos o alcobas, no son tan grandes pero tampoco son pequeñas, tienen sus respectivas camas, sus armarios llenos de ropa, tanta ropa que no cabía más.
Voy a la y quedo impresionado porque la cocina allá es muy grande, no hay estufa, hay un fogón impresionante, es una caldera muy grande, no necesita de gas natural sino de leña y fuego nada más; hay un mesón mejor llamado “pollo” que es muy grande también, al igual que todas las cocinas del mundo también tiene su respectiva nevera de color blanco y su lavaplatos que también es muy grande.
Al salir de la cocina encuentro otra nevera aún más grande y una bella vista donde observo los cultivos de café y muchos árboles, veo un gran montón de leña acumulada en un rincón y varios perros recostados en el suelo, también hay conejos blancos muy gordos, hay dos loros (pericos) y varios pájaros en una pequeña jaula. Al seguir recorriendo la finca puedo ver que la naturaleza que la acompaña es muy bella, se ve todo muy verde, los cafetales son inmensos. Ya cansado y con mi camisa sudorosa voy a la fábrica de café, hay máquinas grandes que ayudan a procesar el café, estas hacen mucho ruido y al hablar con las personas ahí dentro es muy difícil escucharlos. Sigo subiendo ya afuera de la fábrica y encuentro un gran tanque con agua, es como una piscina, sin pensarlo me metí y nadé un poco, me refresqué.
Ya voy a mitad del camino y puedo ver a mi lado izquierdo una pequeña cascada donde cae agua limpia y más adelante hay varias flores muy lindas, todas de colores. Al final del camino hay una subida muy empinada la cual toca subir con mucho esfuerzo. Al llegar al final puedo encontrar a mi lado izquierdo una fábrica de café y a mi lado derecho una casa de color blanco con las ventanas decoradas de color rojo. La entrada tiene una puerta verde y grande y al fondo de la casa se ve un gran comedor donde se sientan a comer los trabajadores que laboran en la finca recolectando el café que los cultivos producen, al entrar a la casa puedo ver la sala con los sofás de color negro, un televisor pantalla plana de 42 pulgadas, un equipo de sonido de marca SONY con unos bafles muy grandes los cuales producen un sonido muy fuerte y un pequeño comedor donde me senté en unos minutos a tomar el desayuno. Al seguir recorriendo la casa me doy cuenta que hay tres cuartos o alcobas, no son tan grandes pero tampoco son pequeñas, tienen sus respectivas camas, sus armarios llenos de ropa, tanta ropa que no cabía más.
Voy a la y quedo impresionado porque la cocina allá es muy grande, no hay estufa, hay un fogón impresionante, es una caldera muy grande, no necesita de gas natural sino de leña y fuego nada más; hay un mesón mejor llamado “pollo” que es muy grande también, al igual que todas las cocinas del mundo también tiene su respectiva nevera de color blanco y su lavaplatos que también es muy grande.
Al salir de la cocina encuentro otra nevera aún más grande y una bella vista donde observo los cultivos de café y muchos árboles, veo un gran montón de leña acumulada en un rincón y varios perros recostados en el suelo, también hay conejos blancos muy gordos, hay dos loros (pericos) y varios pájaros en una pequeña jaula. Al seguir recorriendo la finca puedo ver que la naturaleza que la acompaña es muy bella, se ve todo muy verde, los cafetales son inmensos. Ya cansado y con mi camisa sudorosa voy a la fábrica de café, hay máquinas grandes que ayudan a procesar el café, estas hacen mucho ruido y al hablar con las personas ahí dentro es muy difícil escucharlos. Sigo subiendo ya afuera de la fábrica y encuentro un gran tanque con agua, es como una piscina, sin pensarlo me metí y nadé un poco, me refresqué.
Personaje inventado de la película "El gran pez"
Edward Bloom encuentra en su viaje a un personaje.
Este es
un hombre con cuatro brazos el cual era un ladrón que con sus extremidades
asustaba a la gente y les robaba, pero Bloom lo lleva al circo por el cual ya
había pasado hace un rato y allí se da cuenta de que era un malabarista
impresionante, hacía malabares con cualquier cosa y gran cantidad de cosas al
mismo tiempo.
Desde ese momento el nuevo personaje de cuatro brazos el cual se
llamaba Songgen Dertira, era tan famoso en el circo con sus espectáculos que ganaba tanto dinero y lo
donaba a personas para reconstruir pueblos fantasmas y ya no tenía la necesidad de robar a
la gente.
Final del texto. La Noche de los Feos.
……. Ya había amanecido. Nunca pensé, ni me imaginé que
una mujer pudiera estar conmigo, y mucho menos amanecer acostada en mi cama.
Estaba totalmente asombrado y cansado, ya que nunca había estado con una mujer y mucho menos haciendo ese tipo de cosas tan increíbles y exhaustas.
Ella despertó, se levantó y se fue al baño, me sonrojé porque la vi desnuda y yo lo estaba igual. Me vestí apresurado y bajé a la cocina a preparar el desayuno para ella y para mí.
Después de unos diez minutos ella bajó y me dio
un mojado y sabroso beso en la boca, nunca me había sentido más feliz en la
vida, me cayó un lágrima del ojo y casi me desmayo de tanta felicidad.
Le pregunté.
“¿Cómo la pasaste anoche?”
Le dio pena, se sonrojó. Ya estaba vestida, estaba arreglada pero despeinada y sin decir alguna palabra, sin más lágrimas ni miradas, se fue. Se marchó para siempre, nunca más la volví a ver, desde ese día supe que era una rompecorazones y que a pesar de que los feos somos más, nunca podremos vivir con felicidad. Seguiré con mi remordimiento y odio hacia mí, y esperar a que quizás llegue mi chica ideal.
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