……. Ya había amanecido. Nunca pensé, ni me imaginé que
una mujer pudiera estar conmigo, y mucho menos amanecer acostada en mi cama.
Estaba totalmente asombrado y cansado, ya que nunca había estado con una mujer y mucho menos haciendo ese tipo de cosas tan increíbles y exhaustas.
Ella despertó, se levantó y se fue al baño, me sonrojé porque la vi desnuda y yo lo estaba igual. Me vestí apresurado y bajé a la cocina a preparar el desayuno para ella y para mí.
Después de unos diez minutos ella bajó y me dio
un mojado y sabroso beso en la boca, nunca me había sentido más feliz en la
vida, me cayó un lágrima del ojo y casi me desmayo de tanta felicidad.
Le pregunté.
“¿Cómo la pasaste anoche?”
Le dio pena, se sonrojó. Ya estaba vestida, estaba arreglada pero despeinada y sin decir alguna palabra, sin más lágrimas ni miradas, se fue. Se marchó para siempre, nunca más la volví a ver, desde ese día supe que era una rompecorazones y que a pesar de que los feos somos más, nunca podremos vivir con felicidad. Seguiré con mi remordimiento y odio hacia mí, y esperar a que quizás llegue mi chica ideal.
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